Antes del terremoto, cuenta García Bernal, muchos capitalinos desconocían esa parte de su propia ciudad. Precisamente esta fue una de las cosas que le atraían del proyecto. “Yo no tenía idea de este lugar. Me impresionó cómo algo que estaba frente a mí no lo veía”, comentó. La belleza de San Gregorio, sus tradiciones, fiestas y naturaleza acabaron “enamorando” al actor.
Por Isabel Reviejo
México, 16 enero (EFE).- Se pide silencio, los actores se preparan y la cámara empieza a grabar; el rodaje de Chicuarotes, de Gael García Bernal, no se diferenciaría de cualquier otra película si no fuera porque se realiza en San Gregorio Atlapulco, una de las poblaciones más golpeadas por el sismo del pasado 19 de septiembre.
El pueblo, ubicado al sur de Ciudad de México, ya estaba en el punto de mira del equipo de producción desde hacía años, dado que el guión está firmado por Augusto Mendoza, originario del lugar.
Pocas semanas antes de que empezara el rodaje, llegó el temblor que sacudió el centro y sur del país y dejó 369 víctimas mortales. Tras el desconcierto inicial, se decidió seguir con el plan original y rodar en San Gregorio, pese a las dificultades -físicas e incluso emocionales, por el impacto que causó en los lugareños- que ello implicaba.
“Había que encontrar si estaban las condiciones para poder venir y hacer una película, que en principio uno puede pensar ¿Qué importancia tiene una película en este momento, habiendo sucedido esto?”, reflexionó en un encuentro con la prensa García Bernal, director del filme.
Sin embargo, llegaron a la conclusión de que “una película puede tener un significado muy especial por un lugar”. Y, en este caso, esperan dejar plasmada una idea: que un largometraje “sublima la vida, y la lucha que tenemos por seguir vivos”.
En el set de rodaje se percibe un ambiente de complicidad. Queda una semana de trabajo y toca grabar una escena en la que el personaje al que da vida Benny Emmanuel entra en una carnicería para dejar, sin ser visto, una nota.
El actor, vestido con una camiseta sin mangas y unos pantalones desgastados, se tira al suelo y se arrastra con sigilo evitando la mirada del carnicero.
Su personaje, conocido con el mote de “el Cagalera”, es el protagonista de la película, que cuenta el plan que elabora el joven junto con su amigo, “el Moloteco”, para salir del lugar donde viven, del que quieren escapar desesperadamente.
A escasos metros de la grabación proliferan las casas derrumbadas. Numerosos carteles colocados sobre los escombros informan de que las autoridades están trabajando para reconstruir los inmuebles. En la plaza principal, la iglesia de San Gregorio el Magno se alza sin su torre, derribada por el sismo.
Antes del terremoto, cuenta García Bernal, muchos capitalinos desconocían esa parte de su propia ciudad. Precisamente esta fue una de las cosas que le atraían del proyecto. “Yo no tenía idea de este lugar. Me impresionó cómo algo que estaba frente a mí no lo veía”, comentó.
La belleza de San Gregorio, sus tradiciones, fiestas y naturaleza acabaron “enamorando” al también actor: “Creo que este lugar puede ser el paraíso. Esa es la tragedia que vivimos, en (Ciudad de) México como en el país; podríamos estar muy bien, y es algo que me motiva mucho”.
Benny Emmanuel, Gabriel Carbajal y Leidi Gutiérrez conforman el trío protagonista de la película, de la cual el primero asegura que “es bien México”.
El capitalino, de 21 años, hace referencia a que muchos mexicanos “se van a sentir identificados” con la ficción, porque en el país hay lugares en que la gente “no quiere estar” y sueñan con “salir del hoyo económico o social” en el que están.
Aunque normalmente todas las personas aspiran a conseguir “más y más cosas mejores”, al personaje de Benny Emmanuel esto le ocurre “a gran escala”, afirma.
Por su parte, Carbajal asegura que su personaje está muy relacionado con quién es en la vida real. “Me lo pusieron a medida”, señala, si poder desvelar mucho más sobre su personaje, aunque adelanta que para este “no hay muchas esperanzas”.
Y es que la cinta, aunque tiene un tono de comedia -que de acuerdo con García Bernal solo se puede conseguir en México-, guarda un trasfondo más oscuro.
“Es una comedia negra muy cruda, como una comedia involuntaria”, dice al respecto Benny Emmanuel.